Todas las personas, unas con más frecuencia que otras, a lo largo de nuestra vida hemos experimentado la sensación de enfado hacia otras personas. Bien, estos sentimientos, a pesar de ser muy humanos necesitan mucho de nuestra parte para enfocarlos de la forma más adecuada; y desde luego que, una forma muy inadecuada es la de enfadarse con la pareja delante de otras personas, pues no sabrán donde meterse y no nos habremos estropeado el día a nosotros y nuestra pareja sino también a las personas a las que hemos obligado a asistir a nuestro espectáculo de enfado. Si sentimos enfado, nos disculparemos con todo el mundo y nos marcharemos sin montar escándalos. Desde luego que influye mucho el carácter de cada persona, pero tenemos que intentar que nuestros estados de ánimo no sean tormentas que el resto de personas que nos acompañan tengan que aguantar.
Son especialmente alarmantes las relaciones de pareja donde uno de sus miembros utiliza el enfado como táctica para conseguir la atención de su pareja, para conseguir determinados objetivos y como modo de dominar a su pareja. El ejemplo más típico es el de la persona que se enfada continuamente y por casi todo con su pareja (cuando hace una cosa y la contraria) y no hay forma de contentar a esa persona; por suerte estos comportamientos reciben cada vez más reproche social.
Al margen de situaciones como las anteriores, donde está claro que nuestra pareja no nos respeta y por tanto no nos quiere. Ante una situación de enfado el trabajo de la persona «ofendida» es analizar el motivo de su enfado, explicárselo de forma clara a su pareja y saber perdonar. El trabajo de la persona «ofensora» es escuchar, explicarse/justificarse y dar algún tipo de solución. El trabajo de ambas partes es establecer un diálogo lo más civilizado posible donde no estén presentes ni los insultos, ni los reproches ni los victimismos.
El protocolo social, a lo largo de los años se mantiene vigente la ley de la consideración y el respeto que debemos a nuestros semejantes.
Ya Aristóteles reflexionó sobre esta cuestión cuando dijo:«Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.»
Autora: Galicia Protocolo
My Fer Lady
octubre 5, 2011Perfecto artículo! Y si me permite, añadiré que los antiguos protocolistas, muy sabios y anticipados, ya establecieron la Ley de descanso matrimonial, que impide que miembros de una pareja casada se sienten juntos o frente a frente en la mesa durante una comida o cena.
Supongo que la regla es «cada uno ha de pararse a pensar cómo le sentaría que el otro le hiciese lo que él mismo está a punto de hacerle a ese otro»
Un sañudo, y de nuevo, felicidades por el artículo.
My Fer Lady
Galicia Protocolo
octubre 17, 2011My Fer Lady,
Gracias por tu comentario.
Tienes toda la razón en relación al «descanso matrimonial», te invitamos a que leas el artículo: «Vacatio maritalis» un poco más abajo.
Un saludo,
Galicia Protocolo.
Dedicated servers
junio 17, 2017Los enfados de pareja son situaciones bastante comunes que surgen por diversos motivos y que pueden desencadenar grandes conflictos. Para superar y controlar la ira surgida a ra z de un conflicto es fundamental identificar tanto nuestros sentimientos como los sentimientos del otro.
editor
junio 19, 2017Muchas gracias por tan enriquecedora aportación. un abrazo grande