Mágica la sensación de plenitud que un@ siente después de que alguien querido, alguien de referencia, le de un abrazo. Seguridad. Confianza. Aceptación… Barreras que bajan, y dejan que llegue el cariño, la energía que se quiere transmitir a través de algo tan sencillo y tan completo como un abrazo. Una sonrisa, lágrimas… todo puede surgir en ese momento en el que bajas la guardia y no puedes hacer otra cosa que sentir. Uno de esos abrazos en los que cierras los ojos y pierdes la noción del tiempo, del lugar, simplemente sientes lo que te transmite la otra persona, la que te envuelve, a la que envuelves… Energía que va y viene. Esa energía que es capaz hasta de hacerte volar. Maravilloso tanto darlos como recibirlos… esos abrazos que van de corazón a corazón. Directos al alma, como medicina que cura alguna de nuestras heridas. ¿Te atreves a practicar?
Autora: Gema Zunzunegui Lamas