La frase de “el cambio no sólo es posible, sino que es inevitable”, expresa de una manera muy clara que estamos en constante cambio y evolución. No nos damos cuenta, pues la mayoría de los cambios ocurren de forma automática y natural, por lo que nos pasan desapercibidos.
Pero el cambio voluntario, como símbolo de evolución, también es posible. Basta con proponerse una meta, con el importante matiz de que ha de ser realista. Si miramos al final, al último objetivo que deseamos, quizás nos invada el miedo y la inseguridad antes de empezar, y lo sintamos como un fracaso sin haberlo intentado.
Plantéate metas pequeñas, muy pequeñas e igual de realistas que EL objetivo. Que sepas que vas a ir cumpliendo, pues proponerse cosas que , sabemos de antemano, que no vamos a cumplir, aún rebaja más nuestra energía y nuestra confianza en la consecución del estado deseado. Haz esos pequeños cambios tuyos, y disfrútalos como grandes logros, pues ya estás cambiando y evolucionando, afianzándote en el camino y haciéndote fuerte para conseguir llegar al final, posiblemente, antes de que te des cuenta…
¿Por dónde te sientes preparad@ para comenzar?
Autora: Gema Zunzunegui Lamas