PRIMAVERA: SANGRE ALTERADA Y AGUAS MIL
La primavera comienza y esto nos ha evocado el recuerdo del sabio refranero español. En concreto dos refranes nos han venido a la memoria, el que nos invita a ser valientes y enamorarnos: «la primavera la sangre altera» y el que nos predice el tiempo que tendremos en nuestras citas: «abril aguas mil».
Así las cosas, si hemos quedado con nuestra pareja y el día amanece lluvioso… es más que probable que nos acompañe a la cita un paraguas, por lo que es conveniente saber lidiar con él y convertirlo es una herramienta más de cortés seducción (la cercanía se impone).
Existe gente muy poco partidaria del uso del paraguas. Pero si hemos quedado con nuestra pareja o una persona que nos interesa y hemos pasado un tiempo determinado eligiendo la ropa, los zapatos, arreglándonos el pelo y maquillándonos (si es el caso)…, en estos momentos el hecho de no llevar un paraguas puede hacer que todos nuestros esfuerzos se vayan al traste en cuestión de segundos y pasar toda la cita con sensación de incomodidad al tener la ropa mojada, arriesgándonos incluso a un catarro.
Si ya no es nuestra primera cita propondremos el ir a recoger a nuestra pareja a su casa, al trabajo o al coche, a fin de llevar un único paraguas y evitar la incomodidad de tener que llevar dos paraguas. Eso sí, el paraguas elegido ha de ser suficientemente amplio como para que cubra a dos personas, evitando llevar un paraguas pleglable, que suelen ser menos amplios, menos consistentes y más incómodos de llevar.
¿Quién lleva el paraguas? Las normas de cortesía establecen que sea el hombre quien lo lleve.
Sea el hombre o la mujer quien asuma la responsabilidad de su porte y evitar que la lluvia moje a la pareja, el paraguas se llevará siempre de forma flexible, moviéndolo en función del sentido de la lluvia y el viento, por lo que generalmente se llevará ligeramente inclinado, y lo suficientemente elevado como para que ninguno choque con sus varillas y se enganche el pelo, la altura adecuada es un mínimo aproximado de 50 cm.
Esta flexibilidad en el manejo del paraguas es también para evitar chocar con el resto de paraguas con los que nos crucemos, para ello las normas nos indican que se elevará al cruzarnos con personas de menor altura o personas mayores y se bajará cuando nuestro parguas esté a una altura inferior que el paraguas que viene de frente. En este punto es conveniente recordar la norma de circular por nuestra derecha (cediendo a su vez nuestra derecha a la persona con la que queremos tener una deferencia), puesto que el espacio que ocupamos en la calle es mayor al llevar paraguas y así evitamos atascos y tropezones.
Cuando escampe y cerremos el paraguas, la punta siempre y sin excepción, irá mirando al suelo, para no agredir ni entorpecer el paso a nadie y al entrar en sitios cerrados lo sacudiremos en la calle para no mojar el suelo del local o casa en la que entramos y lo haremos sin salpicar a las personas que pasen en esos momentos.
Si vamos a montarnos en un coche, quien lleva el paraguas acompañará a la otra persona a su asiento, le abrirá la puerta y cuando esté sentada cerrará con cuidado la puerta y se dirigirá con el paraguas a su asiento.
El indiscutible romanticismo el paraguas…
Autora: Galicia Protocolo
Laura
agosto 9, 2011Me van a empezar a gustar los días de lluvia.
Javi
octubre 20, 2011Ahora que empieza el otoño/invierno, he decidido comprarme un paraguas (peqeño para ir más apretados) 😉