Cuando se intenta mantener una relación (ya sea de amistad, de pareja o laboral) en el tiempo, está claro que hay que aprender a caminar por el camino del medio. Nunca se tiene la verdad absoluta, la manera más eficaz de resolver un conflicto o de encauzar una dificultad. Siempre dos cabezas piensan más que una, y cuatro ojos ven más que dos. De tal manera, si se abandona el yo para convertirlo en un nosotr@s, todo fluirá más fácilmente.
Porque al final, si escucho la propuesta de la persona, o las personas, que tengo delante, estoy mostrando respeto; estoy diciéndole que valoro lo que me pueda aportar, valoro lo que sabe y, en definitiva, la valoro a ella en su totalidad.
Y nada mejor para que una relación fluya en el tiempo, que todos los componentes se sientan valorados y respetados.
Autora: Gema Zunzunegui Lamas