«Todo empezó un día cualquiera, tal día como hoy…»
Todo empezó el día en el que por fin empezaste a quererte.
Y dejaste de decirte “no puedo” para empezar a decirte “sí que puedo”
Y dejaste de decirte “yo debería de ser” para empezar a decirte “yo ya soy”
Y empezaste a repetirte todas las cosas maravillosas que ya eres.
Y empezaste a exigir amor de la única manera en la que eso es posible: dándolo.
Y dejaste de esperar de los demás y de montar una pataleta si no te daban aquello que tú reclamabas, porque eso lo hacen los niños pequeños.
Y entendiste que ya no eras pequeño, que habías crecido y madurado.
Y en lugar de patalear, buceaste dentro de ti para encontrar la serenidad.
De aceptar aquello que no podías cambiar.
Y dejaste de intentar cambiar a las personas.
Y empezaste a aceptar simplemente a las personas.
Y para ello debiste aceptarte a ti primero.
Aceptar lo bueno y lo malo.
Aceptar tu miedo, tu dolor, tu ira y tu duda.
Y el momento en que lo aceptaste, empezaste a sanar.
Todo empezó cuando dejaste de prestar atención a lo que otros decían de ti.
Y empezaste a escuchar tus propias voces interiores.
Que en realidad siempre habían estado ahí.
Solo que tú estabas demasiado centrado en cosas exteriores, que nada tenían que ver contigo.
Eran las voces de otras personas, no las tuyas propias.
Cuando empezaste a escucharte a ti mismo, empezaste a buscar tu verdad.
Y entonces decidiste que siempre tratarías de dar lo mejor de ti.
Y decidiste también que si otros no te lo recompensaban, ese sería su problema y no el tuyo.
Porque entendiste que cada persona sólo debe asumir la responsabilidad por sus propias vidas, no por las vidas ajenas.
Y dejaste de decir a los demás cómo deberían de comportarse.
Y empezaste a comportarte como a ti te gustarían que se portasen contigo.
Y comenzaste a respetar a cada persona por estar librando una gran batalla, que en realidad es la misma que tú estás librando: la búsqueda de un pedacito de ese cielo que se llama Felicidad.
Todo empezó el día en el que comprendiste que tú eras la persona más importante.
Todo empezó el día en el que por fin empezaste a quererte.
Quererte de verdad.
Todo empezó un día cualquiera, tal día como hoy…
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noviembre 25, 2013Excelente reflexión y muy cierta, uno debe aprender a aceptarce y quererse uno mismo para aceptar a los demás. Estar mas pendiente de corregir nuestros propios errores en vez de decirle a los demas como deben de comportarse, y tratar a los demás como te gustaría que te trataran.
Gracias por ese buen artículo.